DIDÁCTICA DE LA ENSEÑANZA

Las actuales Enseñanzas de Artes Plásticas y Diseño tienen su antecedente histórico en la tradición artesana que había sido reglamentada, a través del sistema gremial, durante la Baja Edad Media. El aprendizaje de los oficios y la transmisión de saberes propios de cada profesión estaban reglamentados por estrictos contratos privados que regulaban la relación entre el maestro de taller y aprendiz. Como señala Begoña Sabio en su artículo “Las Escuelas de Arte a través de la Historia” el maestro de Taller distribuía el trabajo y las funciones de forma perfectamente escalonada, de manera que el aprendiz va escalando puestos y adquiriendo competencias, hasta que finalmente una comisión de notables de la especialidad, le otorga el privilegio de poder establecerse por su cuenta, tras superar el examen de su obra maestra”.

El taller era el ámbito vital en el que se desarrollaban todas las etapas del aprendizaje hasta conseguir el título de maestro. En él se transmitían los conocimientos sobre los materiales, las herramientas y técnicas de ejecución propias de cada especialidad artesanal, configurando un sistema de enseñanzas cerrado y conservador.
El sistema de enseñanza y aprendizaje, que se basaba en la secuencia ensayo-error-rectificación, se venía practicando desde la antigüedad y sus resultados se materializaron en diseños de gran perfección.

Durante el siglo XVIII el prestigio de los gremios decae, siendo las Sociedades económicas de amigos del País y las Reales Fábricas las que ponen un especial énfasis en mejorar el sistema de enseñanza y profundizar en el perfeccionamiento de las clases trabajadoras. Se fueron creando centros especializados como la Escuela Gratuita de Diseño de Barcelona y el Real Conservatorio de las Artes de Madrid en 1924. Éste último se puede considerar como el antecedente más inmediato de las Escuelas de Artes y Oficios. El plan de estudios tenía una sólida base teórica y práctica en los talleres, donde se trataban diferentes oficios y artes e iba dirigido a las clases populares y trabajadoras.

En este sentido, fue determinante la introducción, lenta pero progresiva, del ideario del “Arts and Grafts Movements” que supuso la renovación técnica y estética del obsoleto sistema educativo artístico español. La consecuencia más directa de tal renovación fue la inauguración de la Escuela de Artes y Oficios de Madrid en el último cuarto del siglo XIX.
Sucesivamente se fueron creando escuelas por las capitales de provincia con mayor tradición artesanal y en 1902 comienza a impartirse el primer curso académico en las Escuela de Arte y Oficios de Toledo. La línea pedagógica seguida en el centro marcó un punto de encuentro entre la tradición, basada en el estudio de modelos clásicos y las tendencias socializadoras europeas enmarcadas en la renovación del diseño.

Ante la creciente industrialización que se produjo en España en la década de los años sesenta, las Escuelas de Arte y Oficios Artísticos diversificaron sus estudios creando especialidades orientadas a cubrir la demanda de una mano de obra cualificada para los nuevos planteamientos de diseño que habían irrumpido en el campo de la producción artesanal. La modernización del sistema educativo introdujo objetivos, no solo encaminados a la adquisición de las habilidades técnicas necesarias para ejecutar correctamente una obra, sino también a proporcionar los medios tecnológicos y los conocimientos teórico-prácticos necesarios para concebir una idea, diseñarla y ejecutarla impulsando el desarrollo artístico en el ámbito de los nuevos campos profesionales.

La oferta de estas enseñanzas, que hasta ese momento había destinada básicamente a los obreros artesanos que acudían a perfeccionar su oficio en horario nocturno se amplió a un nuevo alumnado al que se capacitaba para insertarse en el mundo laboral a través de unas enseñanzas que tendías a la especialización.

Será a partir del Plan de Estudios de 1963 cuando se establezcan los Cursos Regulares que comprendían tres cursos comunes a todas las especialidades, dos de especialidad y un examen de reválida. De esta manera las enseñanzas artísticas quedaban divididas en Secciones con sus correspondientes especialidades. Los Talleres Artísticos cobraron un impulso renovador como espacios pedagógicos destinados a la transmisión de los conocimientos técnicos necesarios para la formación de los nuevos profesionales de las Artes Aplicadas. Impulso que se mantiene vigente en las leyes de educación de 1970 y 1990 conduciendo al establecimiento de los Ciclos Formativos de Grado medio y Grado superior, cuyas enseñanzas se dirigen a la formación específica en el campo concreto de las Artes Aplicadas.